El 1 de octubre de 2024, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) anunció un panorama económico positivo para Chile, proyectando crecimiento para 2024 y 2025 tras un año de estancamiento. El informe indica que el aumento de salarios reales, impulsado por la disminución de la inflación y la caída de las tasas de interés, fomentará el gasto de los consumidores.
La OCDE prevé un aumento de la producción del 1,8 % en 2024 y del 2,5 % en 2025, atribuyendo esta tendencia positiva a una mayor confianza empresarial y a una creciente demanda de minerales, lo que respaldará las exportaciones. Se espera que la tasa de inflación alcance el objetivo del banco central en la segunda mitad de 2024, disminuyendo posteriormente a un ritmo más lento.
La economía chilena había experimentado previamente una recuperación significativa en 2021, creciendo un 11,7 % gracias a respuestas fiscales que incluyeron retiros de fondos de pensiones y apoyo fiscal directo. Sin embargo, la recuperación en el mercado laboral ha sido más lenta, y las presiones inflacionarias han afectado a Chile debido a una fuerte demanda, aumentos en los precios de las materias primas, interrupciones en los suministros y la depreciación del peso, lo que finalmente llevó a tener la deuda pública más alta en tres décadas (37 %).
Este pronóstico económico es crucial no solo para Chile, sino también para el mercado global, ya que el país es un importante exportador de cobre y otros minerales, lo que impacta los precios y las dinámicas comerciales internacionales.