Beneficios de investigar los volcanes de la Antártida

Editado por: Anna 🌎 Krasko

La Antártida, una tierra de hielo, oculta una red de volcanes bajo su superficie congelada. Los científicos expresan su preocupación de que el deshielo impulsado por el cambio climático podría reactivar estos volcanes dormidos.

Los datos históricos indican que el último evento significativo de deshielo en la Tierra, que ocurrió entre hace 12,000 y 7,000 años, resultó en un aumento de dos a seis veces en las erupciones volcánicas. Este aumento se atribuyó a la liberación de presión en el manto terrestre a medida que los glaciares se derretían, permitiendo que el magma ascendiera más fácilmente.

Actualmente, la Antártida muestra signos de estrés, incluidas olas de calor intensas y una pérdida significativa de hielo. Existe la posibilidad de que estemos entrando en una nueva era de actividad volcánica, similar a eventos pasados.

Se han identificado más de 130 volcanes en la Antártida, y algunos, como el Monte Erebus, permanecen activos. La actividad volcánica incrementada podría liberar grandes cantidades de gases de efecto invernadero en la atmósfera, exacerbando aún más el cambio climático. Además, las erupciones podrían desencadenar tsunamis y amenazar la vida silvestre y las estaciones de investigación.

Virginie Pinel, directora de investigación del Instituto Nacional de Investigación para el Desarrollo Sostenible de Francia, enfatiza el desafío de estudiar estos fenómenos, ya que los sistemas volcánicos evolucionan a lo largo de miles de años, mientras que el cambio climático ocurre en décadas.

El potencial de erupciones volcánicas bajo el hielo genera alarmas sobre un debilitamiento significativo de la capa de hielo, lo que podría llevar a eventos masivos de desprendimiento de hielo y aumento del nivel del mar. La liberación de gases volcánicos también podría amplificar el calentamiento global.

Los científicos abogan por una intensificación de la investigación para comprender mejor la relación compleja entre el cambio climático y la actividad volcánica en la Antártida. Este estudio en curso es crucial para predecir los impactos futuros en nuestro planeta.

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