Un estudio reciente en *Nature Medicine*, que utiliza datos de aproximadamente 500,000 participantes del Biobanco del Reino Unido, revela que el estilo de vida y los factores ambientales superan significativamente a la genética en la determinación de la longevidad. La investigación indica que los factores ambientales representan aproximadamente el 17% de la variación de la vida útil, mientras que la genética contribuye con menos del 2%.
Los factores ambientales clave incluyen las elecciones de estilo de vida como fumar y la actividad física, el estado socioeconómico y las condiciones de la primera infancia. Los investigadores utilizaron perfiles proteómicos para evaluar la edad biológica a nivel molecular.
Fumar, el estado socioeconómico, la actividad física y las condiciones de vida se identificaron como los factores ambientales más influyentes que afectan la muerte prematura y el envejecimiento biológico. Curiosamente, el estudio encontró una asociación más débil entre la dieta y los marcadores de envejecimiento, posiblemente debido a las limitaciones de los datos o la complejidad de la relación.
Los hallazgos enfatizan la importancia de los factores de estilo de vida modificables en la promoción de la salud y la longevidad, lo que sugiere que las personas tienen un control considerable sobre su vida útil, independientemente de las predisposiciones genéticas. Las exposiciones tempranas, como el peso corporal a los 10 años y el tabaquismo materno, también pueden tener efectos duraderos en la salud y la mortalidad.