Un estudio revolucionario dirigido por el Dr. Josef Parvizi en la Universidad de Stanford sugiere que las experiencias extracorporales (EEC) tienen una base científica, específicamente relacionada con una región del cerebro. La investigación, publicada en la revista Neuron el 6 de noviembre de 2024, identifica el córtex parietal medial (PMC) como el área responsable de estos fenómenos, que a menudo ocurren durante situaciones cercanas a la muerte.
La investigación comenzó cuando el Dr. Parvizi atendió a un paciente con epilepsia que informaba frecuentemente sobre EEC. Intrigado, él y su equipo decidieron explorar la actividad cerebral asociada con estas experiencias. Hipotetizaron que las convulsiones del paciente alteraban su 'yo narrativo', la construcción mental que mantiene la identidad y la conciencia espacial. Sus hallazgos revelaron que la estimulación eléctrica del precúneo, dentro del PMC, podía inducir de manera confiable sensaciones de salida del cuerpo.
El Dr. Parvizi explicó que el PMC define el 'yo' en relación con el espacio circundante, los objetos y las personas. La estimulación de esta área puede desconectar temporalmente a los individuos de sus cuerpos físicos, haciendo que sientan que observan el mundo desde una perspectiva externa. Lo que antes se consideraba místico parece estar enraizado en la arquitectura del cerebro.
El neurocientífico Christophe López del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia destacó las implicaciones de este estudio para entender cómo el cerebro categoriza las experiencias como personales. Señaló que la disociación generada por la activación del PMC está relacionada con la percepción que el oído interno tiene sobre el movimiento y la posición del cuerpo en el espacio. Esta red neuronal podría explicar los sentimientos de desprendimiento experimentados por individuos en condiciones extremas o de trauma.
Investigaciones paralelas, como las de Patrick Purdon en Harvard, demuestran que ciertas sustancias también pueden activar el precúneo de manera similar a la estimulación eléctrica. La ketamina, conocida por sus efectos disociativos, puede inducir EEC, replicando experiencias místicas sin el contexto de la cercanía a la muerte. En dosis altas, esta droga puede provocar sensaciones de flotación y euforia, según explica el experto en drogas psicodélicas Enzo Tagliazucchi.
Además, durante las etapas finales de la vida, el cerebro humano podría liberar una sustancia endógena llamada DMT (N,N-dimetiltriptamina), que genera efectos similares a los de la ketamina. Este compuesto, presente en algunas plantas y en el cerebro, es conocido por sus potentes efectos alucinógenos y puede provocar experiencias cercanas a la muerte, con sensaciones de trascendencia y una separación temporal de la conciencia del cuerpo físico.
Las implicaciones de estos hallazgos van más allá de la mera comprensión; podrían revolucionar las prácticas médicas. La comprensión del PMC y el precúneo podría llevar al desarrollo de terapias para personas que sufren de ansiedad y miedo a la muerte, ofreciendo alivio a los pacientes terminales.
La posibilidad de recrear de manera controlada las sensaciones de calma y trascendencia también abre nuevas vías para el tratamiento de trastornos mentales, donde el sentido de identidad y conexión con el entorno está alterado. La investigación del Dr. Parvizi en Stanford redefine nuestra comprensión de la conciencia y el yo, demostrando que la ciencia puede ofrecer respuestas a preguntas que durante siglos fueron atribuidas a lo desconocido.