La imposición de aranceles por parte del presidente estadounidense Donald Trump a las importaciones de Canadá, China y México, los tres principales socios comerciales de Estados Unidos, ha sacudido la economía mundial. Si bien la mayoría de estos gravámenes se pospusieron finalmente después de intensas negociaciones, las acciones de Trump confirmaron su retórica de campaña: los aranceles, ya sea que se implementen o se amenacen, serán un elemento central de su política exterior.
Estas medidas provocaron protestas de líderes de la industria y economistas, quienes citaron los riesgos de paralizar las cadenas de suministro y aumentar los precios para los consumidores y empresas estadounidenses. Los aranceles representan un riesgo claro y significativo para las previsiones macroeconómicas de Fitch para los tres países, y el aumento general de los aranceles estadounidenses resultará en 350.000 millones de dólares más en impuestos a la importación, lo que podría provocar una disminución del 0,4% con respecto a las estimaciones de Fitch para el PIB en 2026 y un aumento de la inflación.
El impacto en las economías mexicana y canadiense sería mucho mayor, reflejando la alta proporción de exportaciones a los Estados Unidos en relación con el PIB. La disminución del PIB con respecto a las estimaciones de Fitch sería del 2,3% y del 1,4% para los dos países, respectivamente.
Trump firmó una orden ejecutiva imponiendo aranceles a las importaciones de México, Canadá y China el sábado. Aunque Estados Unidos suspendió la implementación de los aranceles sobre los bienes de Canadá y México durante 30 días el lunes, los aranceles del 10% sobre los bienes chinos parecen estar implementándose según lo programado. China ha respondido imponiendo aranceles del 15% sobre algunos productos estadounidenses.