El 28 de enero de 2025, una delegación rusa de alto nivel, encabezada por el vice-ministro de Relaciones Exteriores Mikhail Bogdanov, llegó a Damasco para reforzar las relaciones históricas entre Rusia y Siria. La visita marca el primer compromiso oficial desde la caída del régimen de Bashar al-Assad en diciembre de 2024.
La delegación incluyó a Alexander Lavrentiev, el enviado especial del presidente ruso para Siria. Se prevén discusiones con el nuevo liderazgo sirio, incluyendo al presidente Ahmed al-Sharaa y al ministro de Relaciones Exteriores Asaad al-Schaibani. Bogdanov enfatizó que el objetivo de la visita es fortalecer los lazos basados en intereses mutuos y reiteró el compromiso de Rusia con la unidad e independencia de Siria.
Rusia ha mantenido su presencia militar en Siria, lo que ha generado preocupaciones entre los sirios que la ven como una fuerza ocupante. A pesar de la caída del régimen, Moscú sigue interactuando con la nueva administración para abordar cuestiones relacionadas con su presencia. La visita se produce tras el anuncio de la Unión Europea sobre la flexibilización de las sanciones a Siria, condicionada a la terminación de la presencia militar rusa.
Desde su intervención en el conflicto sirio en 2015, Rusia ha sido un aliado clave del régimen de Assad. Tras la caída del régimen, Assad huyó a Rusia, y las bases militares de Moscú en Siria, especialmente en Hmeimim y Tartus, son vitales para mantener la influencia en la región.
Se espera que las discusiones durante la visita aborden varios acuerdos económicos y políticos previamente establecidos entre el régimen de Assad y Moscú, incluida la arrendamiento del puerto de Tartus. Funcionarios europeos han indicado que la eliminación completa de las sanciones depende de la retirada de las fuerzas rusas de Siria.