Karachi, Pakistán, se enfrenta a una grave crisis de contaminación del aire que plantea serios riesgos para la salud respiratoria, particularmente para poblaciones vulnerables como hombres, ancianos e individuos con afecciones pulmonares preexistentes. Un estudio reciente de la Universidad Aga Khan (AKU) destaca tendencias alarmantes en las visitas a hospitales relacionadas con problemas respiratorios, correlacionadas con el aumento de los niveles de contaminación.
El estudio, publicado en Atmospheric Pollution Research, examinó datos de las principales instalaciones de atención médica de Karachi, incluidos el Instituto Nacional de Enfermedades Cardiovasculares (NICVD), el Centro Médico Postgraduado de Jinnah (JPMC) y el Hospital de la Universidad Aga Khan (AKUH). Se centró en las partículas finas (PM2.5), un contaminante conocido por penetrar profundamente en los pulmones y el torrente sanguíneo, causando problemas de salud sistémicos.
Los investigadores identificaron altas concentraciones de sulfato, amonio, nitrato y carbono negro en las áreas más concurridas de la ciudad, principalmente atribuibles a emisiones industriales, gases de escape de vehículos y quema de desechos. Los niveles de PM2.5 en Karachi se encuentran entre los más altos a nivel mundial, superando significativamente los umbrales de seguridad de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Con una población de aproximadamente 15 millones, Karachi se clasifica como la tercera ciudad más contaminada de Pakistán, que a su vez es el tercer país más contaminado del mundo. El denso tráfico, la actividad industrial y la falta de espacios verdes agravan la crisis de calidad del aire.
Los expertos en salud advierten que las partículas de PM2.5 están relacionadas con la bronquitis crónica, infecciones respiratorias y enfermedades cardiovasculares. Un informe de la American Heart Association indica que estas partículas pueden aumentar el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares debido a sus efectos perjudiciales en los vasos sanguíneos.
Investigaciones emergentes sugieren que la exposición a largo plazo a PM2.5 puede comprometer la función pulmonar, especialmente en niños, y está asociada con cánceres respiratorios. Además, estudios indican un posible vínculo entre la contaminación del aire y enfermedades neurodegenerativas, ya que las PM2.5 pueden cruzar la barrera hematoencefálica, provocando un deterioro cognitivo.
Los funcionarios de salud pública están instando a una acción inmediata para abordar la crisis de calidad del aire en Karachi. Abogan por regulaciones más estrictas sobre emisiones, la creación de espacios verdes y mejores campañas de concienciación pública sobre los peligros de la contaminación. Según un informe de la OMS, cada aumento de 10 g/m³ en los niveles de PM2.5 corresponde a un aumento del 4 % en el riesgo de muerte por todas las causas, lo que subraya la urgencia de la intervención en Karachi.