El 5 de octubre de 2024, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF), Herzi Halevi, enfatizó la necesidad de continuar la presión militar sobre Hezbollah en Líbano, afirmando que las operaciones deben llevarse a cabo 'sin concesiones'. Esta declaración se realizó tras una reunión en la base militar de Kirya en Tel Aviv, evaluando el conflicto en curso con Hezbollah.
Desde la madrugada del martes, la IDF ha llevado a cabo incursiones terrestres en el sur de Líbano, complementando una extensa campaña de bombardeos que ha resultado en más de 2,000 muertes y aproximadamente 1.2 millones de desplazados en Líbano. El jefe del Comando Norte de la IDF, Ori Gordin, comentó que estas operaciones son cruciales para el regreso seguro de más de 60,000 israelíes desplazados que abandonaron sus hogares debido a las hostilidades.
Del lado libanés, el número de desplazados por el fuego israelí se estimaba previamente en alrededor de 90,000 antes de la reciente escalada. Hasta la fecha, nueve soldados israelíes han muerto en combate, las primeras bajas desde la guerra de 2006. La IDF también ha informado de importantes ataques aéreos en diversas regiones de Líbano, incluyendo Beirut y los suburbios del sur.
Los ataques aéreos israelíes han atacado notablemente la ciudad de Trípoli por primera vez desde 2006, lo que resultó en la muerte de un alto funcionario de Hamas. El Ministerio de Salud Pública de Líbano informó que al menos 25 personas murieron y 127 resultaron heridas debido a los ataques israelíes en varias regiones, principalmente dirigidos a bastiones de Hezbollah.
Esta escalada continua plantea preocupaciones sobre la crisis humanitaria en Líbano y las implicaciones más amplias para la estabilidad regional, mientras que los observadores internacionales piden moderación y diálogo para evitar más pérdidas de vidas.