Alemania enfrenta una crisis económica mientras grandes fabricantes automovilísticos anuncian despidos y cierres de fábricas ante un sector manufacturero en declive

La economía alemana se enfrenta a un giro crítico mientras grandes fabricantes de automóviles como Volkswagen, BMW y Mercedes-Benz anuncian despidos significativos y cierres de fábricas. A fecha del 29 de septiembre de 2024, Volkswagen está supuestamente sobredimensionado en 20.000 a 30.000 empleados y luchando por vender medio millón de vehículos, lo que provoca temores de un colapso económico.

El CEO de Volkswagen, Thomas Schäfer, reconoció la deterioración de la situación, afirmando: 'El viento en contra se ha vuelto mucho más fuerte.' Los fabricantes han revisado a la baja sus expectativas de beneficios, contribuyendo a una caída significativa en la confianza de los inversores, con pérdidas bursátiles de más del 13 % para Volkswagen, 19 % para BMW y 12 % para Mercedes-Benz en lo que va del año, totalizando casi 34.000 millones de euros en pérdidas.

El sector manufacturero alemán ha mostrado signos de contracción severa, con una racha de cuatro meses de actividad en declive y la caída más rápida en nuevos pedidos en siete meses. El economista jefe del Banco Comercial de Hamburgo, Cyrus de la Rubia, advirtió que la desaceleración está comenzando a afectar también al sector servicios.

En respuesta a la crisis, el ministro de Economía alemán, Robert Habeck, celebró una reunión de emergencia con los fabricantes de automóviles, destacando la considerable contribución de la industria a la economía nacional, generando tres de cada diez euros. Indicó que es necesario incentivar la compra de vehículos eléctricos, que se hundieron un 68 % en agosto debido a la eliminación de subsidios destinados a reducir el déficit. Sin embargo, el desafío persiste, ya que el 77 % de los coches alemanes se exportan y tienen dificultades para competir con los precios chinos.

Las perspectivas generales para la economía alemana son sombrías, habiendo contraído un 0,3 % el año pasado, con un crecimiento mínimo del 0,2 % en el primer trimestre de 2024 y una contracción subsiguiente del 0,1 % en el segundo trimestre. Los analistas del Instituto Ifo de Investigación Económica han señalado que tanto factores cíclicos como estructurales están impactando negativamente en la economía.

El reciente índice PMI de septiembre también indicó una disminución, pasando de 48,4 en agosto a 47,2, reflejando un empeoramiento de los problemas en el sector manufacturero. La tasa de producción en las fábricas alemanas ha caído al ritmo más rápido en un año, lo que ha llevado a despidos significativos no vistos desde la pandemia. Proveedores importantes también han anunciado recortes de empleo, intensificando las preocupaciones sobre una posible desindustrialización en Alemania.

Los trabajadores han expresado una fuerte resistencia a los despidos, con los empleados de Volkswagen indicando una feroz oposición. La magnitud de los recortes de empleo recuerda a los despidos de invierno experimentados por las empresas tecnológicas estadounidenses. Mientras tanto, el gigante químico BASF ha anunciado despidos y ha detenido sus planes para construir una planta de reciclaje de baterías debido a la baja demanda de vehículos eléctricos en Europa.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha señalado que, aunque los costos energéticos se están estabilizando, la transición energética en curso y los requisitos de descarbonización pesan mucho en la economía alemana. Los problemas estructurales, incluida la débil crecimiento de la productividad y la inversión pública inadecuada en infraestructuras, también contribuyen a la crisis.

A medida que la situación evoluciona, el gobierno alemán enfrenta una creciente presión para abordar estos desafíos económicos y apoyar al sector manufacturero, que sigue siendo un pilar de la economía nacional.

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