RIO DE JANEIRO (AP) -- El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se prepara para dirigirse a la Asamblea General de la ONU el 24 de septiembre de 2024, pidiendo esfuerzos globales intensificados para combatir el cambio climático. Su discurso llega en un momento en que Brasil enfrenta una crisis ambiental significativa, con 38,000 incendios en la selva amazónica solo en agosto, el mayor número registrado desde 2010. El humo de estos incendios ha afectado gravemente la calidad del aire en ciudades importantes, incluida São Paulo.
Lula atribuye los incendios a actividades criminales y ha propuesto sanciones más estrictas para las violaciones ambientales. Sin embargo, la efectividad de estas medidas se ha visto socavada por una prolongada huelga en el regulador ambiental Ibama, que duró seis meses y terminó el mes pasado. Esta huelga se produjo durante un período de mayor riesgo de incendios debido a condiciones de sequía históricas.
La administración de Lula ha enfrentado críticas por mensajes contradictorios respecto a las políticas ambientales, especialmente en lo que respecta a la exploración de petróleo cerca del río Amazonas. Mientras Lula abogaba anteriormente por la conservación durante su anterior presidencia, sus recientes compromisos para proteger el medio ambiente ahora están siendo examinados a la luz de los eventos actuales.
Para combatir la crisis, Lula anunció multas de hasta $1,800 por hectárea para quienes sean sorprendidos iniciando incendios en los bosques y prometió $90 millones adicionales para combatir incendios en todo el país. Sin embargo, los ambientalistas expresan preocupación por la inconsistencia de las políticas gubernamentales y la necesidad de un enfoque unificado para la protección del medio ambiente.
A medida que Lula se prepara para su discurso, la comunidad global observa de cerca, dadas las implicaciones de las políticas ambientales de Brasil en los esfuerzos climáticos internacionales.