El 10 de enero de 2025, la administración Biden anunció un paquete completo de sanciones dirigido al sector energético ruso, marcando las medidas más significativas desde el inicio del conflicto en Ucrania en febrero de 2022. Las sanciones tienen como objetivo socavar los ingresos del petróleo y gas rusos, que son cruciales para financiar la guerra.
El secretario del Tesoro de EE.UU., Daleep Singh, declaró que estas sanciones afectan específicamente a las grandes empresas rusas Gazprom Neft y Surgutneftegas, así como a 183 buques involucrados en el transporte de petróleo ruso, a menudo referidos como 'flota fantasma'. Las sanciones están diseñadas para interrumpir la cadena de suministro y restringir el flujo de petróleo a países como India y China, que se han convertido en compradores principales debido al tope de precios del G7.
El presidente ucraniano Volodymyr Zelensky elogió las sanciones, afirmando que infligen un golpe significativo a las capacidades financieras de Moscú. Subrayó que la reducción de los ingresos por ventas de petróleo aceleraría la restauración de la paz en Ucrania.
Las sanciones también revocan una exención previa que permitía a los bancos rusos facilitar ciertos pagos relacionados con la energía. Los analistas estiman que el impacto de estas sanciones podría costarle a Rusia miles de millones de dólares mensuales si se aplican de manera efectiva.
En un movimiento paralelo, el gobierno del Reino Unido ha implementado sanciones similares contra las mismas empresas rusas, con funcionarios señalando que estas compañías contribuyen significativamente a los fondos de guerra del Kremlin. Gazprom Neft ha condenado las sanciones como injustificadas y planea continuar sus operaciones.
Las sanciones proporcionan un período de transición hasta el 12 de marzo de 2025 para que las entidades afectadas finalicen las transacciones energéticas en curso. Sin embargo, fuentes de la industria indican que estas medidas interrumpirán gravemente las exportaciones de petróleo ruso a sus principales mercados.
Esta última ronda de sanciones sigue a acciones anteriores de EE.UU. en noviembre de 2024, que apuntaron a bancos y otras entidades vinculadas al comercio energético de Rusia. La administración Biden ha comprometido más de 64 mil millones de dólares en ayuda militar a Ucrania desde que comenzó el conflicto, subrayando su apoyo a Kiev en medio de las hostilidades en curso.