El 28 de diciembre de 2024, se produjeron importantes protestas en Georgia tras las controvertidas elecciones parlamentarias de octubre, en las que el partido gobernante, el Sueño Georgiano, obtuvo más del 54 % de los votos. Se han presentado acusaciones de fraude electoral por varias partes, incluida la presidenta Salome Zourabichvili.
El descontento comenzó el 28 de noviembre, cuando el gobierno del Sueño Georgiano anunció el aplazamiento de las conversaciones de integración con la UE. En respuesta, miles de manifestantes se reunieron, formando una cadena humana a lo largo del río Mtkvari en Tiflis, acompañados de música de los Beatles.
Las protestas se extendieron a varias ciudades, incluidas Batumi, Kutaisi y Rustavi, con participantes acusando al partido gobernante de acercar a Georgia a la influencia rusa y poner en peligro las aspiraciones de la UE del país, apoyadas por el 80 % de la población.
La presidenta Zourabichvili participó en las manifestaciones, pero enfrenta llamados a dimitir tras la elección de Mikheil Kavelashvili, un exfutbolista, como su sucesor por un colegio electoral pro-Sueño Georgiano. La oposición ha calificado esta elección de ilegítima.
En un desarrollo relacionado, la administración Biden impuso sanciones a Bidzina Ivanishvili, fundador del partido Sueño Georgiano, acusándolo de socavar el futuro democrático de Georgia en beneficio de Rusia. También se impusieron sanciones a otros funcionarios georgianos. Sin embargo, las sanciones de la UE contra estos funcionarios fueron bloqueadas por Hungría y Eslovaquia.