La controvertida visita del Primer Ministro eslovaco a Moscú provoca indignación ante las preocupaciones sobre el suministro de gas

El 23 de diciembre de 2024, el Primer Ministro eslovaco Robert Fico se reunió con el presidente ruso Vladimir Putin en Moscú, discutiendo supuestamente futuros suministros de gas a Eslovaquia. Esta visita sorpresa ha provocado una fuerte reacción en Eslovaquia, un miembro de la OTAN y de la UE desde 2004.

Los críticos acusan a Fico de traicionar a su país al visitar el Kremlin, marcando la primera visita oficial de un representante eslovaco desde la invasión de Ucrania por parte de Rusia hace casi tres años. Las discusiones se habrían dado como respuesta a la oposición del presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy al tránsito de gas a través de Ucrania hacia Eslovaquia.

Antes de la reunión, Fico intentó sin éxito evitar el fin del tránsito de gas ruso hacia Eslovaquia durante una cumbre de la UE en Bruselas. Advertió sobre una grave crisis para Eslovaquia, que depende en gran medida del gas ruso y carece de alternativas. Aunque la UE otorgó a Eslovaquia permiso para continuar importando gas ruso, esto se vuelve ineficaz ya que Ucrania planea detener el tránsito de gas a partir del 1 de enero.

La cumbre de la UE presenció un intercambio acalorado entre Fico y Zelenskyy, quien destacó el marcado contraste entre los problemas económicos de Eslovaquia y las muertes diarias en Ucrania. Aunque Eslovaquia ha apoyado toda la ayuda de la UE a Ucrania y las sanciones contra Rusia, las críticas públicas de Fico sobre las políticas de la UE y la OTAN hacia Ucrania han llamado la atención.

Los líderes de la oposición en Eslovaquia expresaron su indignación por la visita de Fico al Kremlin. Michal Simecka, líder del mayor partido de oposición, declaró que las discusiones sobre el tránsito de gas deberían llevarse a cabo en Kiev. Branislav Gröhling, líder del partido opositor liberal SaS, calificó a Fico de vergonzoso, afirmando que no representa a la nación eslovaca.

Las visitas de líderes europeos a Moscú se han vuelto raras desde el inicio de la guerra. Visitas anteriores, como la del canciller austriaco Karl Nehammer poco después de la invasión, enfrentaron críticas severas, mientras que el encuentro del primer ministro húngaro Viktor Orban con Putin a principios de este año fue recibido con menos sorpresa debido a sus conocidos vínculos con Moscú.

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