El 1 de noviembre de 2024, Nueva Delhi experimentó un aumento significativo en los niveles de contaminación del aire coincidiendo con el festival de Diwali, ya que los residentes ignoraron una prohibición sobre los fuegos artificiales. A pesar de las advertencias de salud sobre los peligros de la contaminación, la demanda de fuegos artificiales se mantuvo alta, lo que llevó a su uso generalizado durante las celebraciones.
La empresa de monitoreo de calidad del aire IQAir informó que los niveles de PM2.5 superaron los 345 microgramos por metro cúbico, superando las pautas de la Organización Mundial de la Salud en 23 veces. Este alarmante nivel de contaminación ha suscitado preocupaciones entre los expertos en salud, quienes señalan que la calidad del aire se deteriora significativamente durante este período festivo.
Un estudio publicado en 'The Lancet Planetary Health' indicó que entre 2008 y 2019, aproximadamente 12,000 muertes anuales en Nueva Delhi se atribuyeron a la contaminación del aire, representando el 11.5% de las muertes totales en la ciudad. Además, un informe del Instituto de Efectos en la Salud y UNICEF declaró que en 2021, 2.1 millones de muertes en India estaban relacionadas con la contaminación del aire, con el país registrando el mayor número de muertes infantiles a nivel mundial.
A pesar de los datos y las implicaciones para la salud, muchos residentes permanecen desinformados o no convencidos de los riesgos asociados con el uso de fuegos artificiales. Nueva Delhi ha sido nuevamente etiquetada como la ciudad más contaminada del mundo, superando a Lahore, mientras que los hospitales se preparan para un aumento de pacientes con problemas respiratorios tras las celebraciones.
A medida que continúa el debate, algunos residentes argumentan que la importancia cultural de los fuegos artificiales durante Diwali supera los riesgos para la salud, lo que destaca la necesidad de más investigaciones sobre los factores psicológicos que impulsan este comportamiento.