El 25 de octubre de 2024, durante la XXII Conferencia Iberoamericana de Ministros de Trabajo en Bogotá, el presidente colombiano Gustavo Petro anunció su negativa a firmar nuevos contratos para la exploración de petróleo y gas. Expresó su preocupación de que tales contratos pondrían en riesgo a las futuras generaciones, potencialmente llevando a consecuencias catastróficas para la humanidad.
Petro, conocido por su defensa del medio ambiente, criticó las economías extractivas y los combustibles fósiles, afirmando que representan una amenaza existencial. Su postura ha recibido críticas severas del exministro de Comercio y Hacienda, José Manuel Restrepo, quien advirtió que rechazar nuevos contratos de exploración podría resultar en repercusiones económicas significativas para Colombia.
Restrepo destacó que la decisión podría amenazar el 5,6 % del PIB del país, el 20 % de los ingresos fiscales, el 35 % de la inversión extranjera directa, el 40 % de las exportaciones colombianas y el 80 % de las regalías que financian inversiones sociales y productivas en varios departamentos. Subrayó que este movimiento podría socavar la sostenibilidad económica y fiscal de la nación.
La administración de Petro se ha posicionado en contra de la dependencia de los combustibles fósiles, a pesar de que Colombia solo contribuye con el 0,6 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.