La planta de energía de Ratcliffe-on-Soar en Nottinghamshire cerró oficialmente el 1 de octubre de 2024, marcando un hito significativo en el compromiso del Reino Unido de alcanzar emisiones netas cero para 2050. Esta instalación de 2,000 megavatios ha suministrado energía a aproximadamente 2 millones de hogares desde su apertura en 1967.
El cierre es parte de la estrategia más amplia del Reino Unido para descarbonizar su red energética para 2030, tras un plan iniciado en 2015 para eliminar las plantas de carbón. Originalmente programada para 2025, la fecha límite fue adelantada por el ex Primer Ministro Boris Johnson para demostrar liderazgo en la acción climática antes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático de 2021.
La contribución del carbón a la generación de electricidad del Reino Unido ha disminuido drásticamente, pasando de alrededor del 80 % en 1990 a solo el 1 % en 2023. En contraste, la mezcla energética ahora incluye casi el 35 % de gas, el 33 % de energía eólica y solar, el 12 % de bioenergía y el 14 % de energía nuclear.
Uniper, la empresa que opera la planta de Ratcliffe-on-Soar, anunció que tomará aproximadamente dos años para que la planta sea completamente desmantelada. El CEO de Uniper, Michael Lewis, enfatizó el cierre como un momento crucial, afirmando: 'Este es absolutamente un hito clave en la entrega de eso, y no debemos subestimar cuán importante es.' Esta es la primera vez en 142 años que no habrá carbón en el sistema energético del Reino Unido.
Antes de su cierre, la planta empleaba a unas 170 personas, algunas de las cuales planean ayudar en el proceso de desmantelamiento, mientras que otras se han jubilado o han optado por una indemnización voluntaria. Uniper tiene la intención de transformar el sitio en un 'centro de energía baja en carbono', explorando opciones para fabricación avanzada y almacenamiento de energía.
Este cierre se alinea con los compromisos recientes de los líderes energéticos del G7 de eliminar el uso de carbón a principios de la próxima década, lo que coincide con los objetivos establecidos por la administración Biden en los Estados Unidos. En abril de 2024, la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. implementó regulaciones que exigen a las plantas de carbón capturar el 90 % de sus emisiones de carbono o cerrarse para 2039, una medida que se estima reducirá significativamente la contaminación climática.