Frontier Space, una empresa derivada de la Universidad de Cranfield, ha lanzado un laboratorio automatizado a la órbita como parte de un proyecto de la Agencia Espacial Europea (ESA). La misión, que se lanzó a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX el 21 de abril de 2025, tiene como objetivo evaluar la viabilidad de producir alimentos cultivados en laboratorio en microgravedad, lo que podría revolucionar las misiones espaciales de larga duración.
Alojado en una cápsula de reentrada de ATMOS Space Cargo, el laboratorio contiene tres cargas útiles diseñadas para probar varios componentes del SpaceLab de Frontier, incluidos chips de microfluidos y un sistema de imágenes. Una carga útil, del Imperial College London, transportará especímenes biológicos a la órbita para su análisis a su regreso a la Tierra.
Los investigadores del Imperial College están explorando la fermentación de precisión en el espacio, un proceso que implica la ingeniería genética de alimentos a partir de levadura. Si tiene éxito, los astronautas podrían fabricar consumibles esenciales en el espacio, lo que reduciría significativamente los costos y los desafíos logísticos del suministro de misiones de larga distancia. Actualmente, los costos de los alimentos en la Estación Espacial Internacional (ISS) pueden alcanzar hasta £20,000 por persona por día.
El Dr. Rodrigo Ledesma-Amaro del Imperial College enfatiza el potencial de las células cultivadas para proporcionar alimentos, productos farmacéuticos, combustibles y bioplásticos utilizando recursos fácilmente disponibles. Esta innovación mejoraría enormemente la viabilidad y la sostenibilidad de futuras empresas de exploración espacial. El profesor David Cullen de la Universidad de Cranfield ve el éxito de Frontier Space como una validación del trabajo de la universidad y el potencial para el desarrollo avanzado de biociencia y biotecnología en el espacio.