El telescopio Chandra de la NASA captura una catástrofe estelar mientras un agujero negro devora estrellas

El telescopio de rayos X Chandra de la NASA ha proporcionado nuevas perspectivas sobre un agujero negro supermasivo ubicado a 210 millones de años luz en la galaxia AT2019qiz, que ha sido observado desgarrando estrellas en una serie de eventos de disrupción de mareas (TDE). Las últimas observaciones, realizadas en 2023, revelan la actividad continua del agujero negro mientras lanza los restos de una estrella destruida hacia otra estrella o un agujero negro de menor tamaño.

Detectado inicialmente en 2019 por el Zwicky Transient Facility, las interacciones violentas del agujero negro fueron capturadas por múltiples telescopios, incluido el telescopio espacial Hubble. Los restos estelares que rodean el agujero negro han formado una nube aplanada, con un objeto en órbita colisionando con ella repetidamente, generando destellos de rayos X detectados por Chandra.

Matt Nicholl, líder del equipo de la Universidad Queen de Belfast, comparó el fenómeno con un buzo que crea salpicaduras en una piscina, con la estrella actuando como el buzo y el disco como la superficie de la piscina. Este proceso de TDE, conocido como 'espaguetificación', ocurre cuando una estrella se acerca a un agujero negro supermasivo, lo que lleva a su elongación y eventual destrucción.

La investigación, publicada el 9 de octubre de 2023 en la revista Nature, confirma una conexión entre erupciones cuasi-periódicas y cuerpos en órbita dentro del disco de acreción, marcando un avance significativo en la comprensión de estos eventos cósmicos. Los hallazgos sugieren que los astrónomos ahora pueden predecir el momento de estas erupciones en relación con la dinámica del material estelar circundante.

En otro desarrollo significativo, un pequeño equipo internacional ha confirmado que el asteroide 2019 UO es un asteroide troyano de Saturno. Esta designación se estableció a través de observaciones de múltiples telescopios, confirmando su órbita aproximadamente 60 grados por delante de Saturno. El asteroide, observado por primera vez en 2019, tarda aproximadamente 30 años en completar su órbita y se cree que ha sido un troyano durante solo unos pocos miles de años.

Estos avances en la comprensión tanto de la actividad de los agujeros negros como de los asteroides troyanos contribuyen al conocimiento más amplio de la mecánica celeste y los procesos dinámicos que rigen nuestro sistema solar y más allá.

¿Encontró un error o inexactitud?

Consideraremos sus comentarios lo antes posible.