Los fósiles han sugerido durante mucho tiempo que los humanos, Homo sapiens, son excepcionales en la adaptación a diversos entornos. Desde tundras heladas hasta cumbres montañosas, hemos hecho de nuestro hogar casi cualquier parte de la Tierra. Sin embargo, un estudio reciente desafía esta narrativa, demostrando que nuestros primeros ancestros también eran maestros de la adaptación, prosperando en desiertos millones de años antes de que evolucionáramos.
El Dr. Julio Mercader, arqueólogo de la Universidad de Calgary, declaró: "La sabiduría convencional era que nuestro cerebro y adaptabilidad nos hacían destacar entre nuestros antiguos parientes. Pero nuestros hallazgos muestran que Homo erectus, nuestros primos lejanos, también eran adaptadores notables."
El Dr. Mercader y su equipo examinaron el entorno en Engaji Nanyori, en el norte de Tanzania, donde se habían descubierto previamente fósiles de Homo erectus. Utilizando polen fósil, química de rocas y otros indicadores, reconstruyeron el paisaje de hace un millón de años. Para su sorpresa, encontraron no los bosques abiertos esperados, sino un matorral desértico similar al de Mojave.
"¿Cómo sobrevivió y prosperó Homo erectus en un entorno tan duro?" preguntó el Dr. Mercader. La respuesta radica en su adaptabilidad. Estos primeros humanos modificaron sus estrategias de búsqueda de alimentos, buscando fuentes de agua que surgían después de las tormentas y cazando animales atraídos por estos charcos temporales. También mejoraron sus herramientas, prefiriendo tipos específicos de piedra y afilando los fragmentos con más cuidado. Una vez fabricadas, estas herramientas mejoradas eran llevadas con ellos, un testimonio de su previsión.
Además, la adaptabilidad de Homo erectus podría haber facilitado su expansión más allá de África. Engaji Nanyori estaba en el borde sur de una vasta franja de matorrales desérticos que se extendía a través de Oriente Medio y hasta Asia. Su capacidad para prosperar en entornos difíciles podría haber sido un factor clave en su viaje a través de los continentes.
La Dra. Elke Zeller, científica climática de la Universidad de Arizona, que no participó en el estudio, está de acuerdo. Su investigación, que utiliza modelos climáticos a gran escala, también sugiere que Homo erectus prosperó en condiciones que antes se consideraban inhóspitas para nuestros ancestros. "Estos estudios están pintando un cuadro consistente," dijo la Dra. Zeller. "Estamos descubriendo cada vez más que nuestra adaptabilidad comenzó hace millones de años con nuestros primeros parientes."