El 25 de diciembre de 2024, en una conferencia internacional sobre astrofísica de altas energías, Konstantin Postnov, director del Instituto Astronómico Estatal de la Universidad Estatal de Moscú, anunció que los científicos pronto tendrán la oportunidad de detectar 'antiestrellas' hipotéticas en nuestra galaxia. Este desarrollo sigue al lanzamiento planeado de dos avanzados observatorios de rayos X orbitales: el europeo Athena y el estadounidense Lynx.
En 2021, investigadores franceses identificaron 14 candidatos potenciales para antiestrellas en la Vía Láctea. Sin embargo, la confirmación de su existencia requiere nuevos instrumentos de observación debido a las características únicas de sus espectros de emisión esperados. Los telescopios actuales, incluido el XRISM de Japón, necesitarían más de 11 días de observación continua para detectar los pocos fotones necesarios.
Las antiestrellas se teorizan como compuestas de contrapartes de antimateria a la materia regular, pareciendo estrellas ordinarias en su estructura y comportamiento, y generando luz a través de reacciones nucleares similares que involucran partículas de antimateria. Hallazgos recientes del detector AMS-02 a bordo de la Estación Espacial Internacional han revelado una abundancia inesperada de partículas de antimateria en el espacio cercano a la Tierra, lo que ha suscitado interés en las antiestrellas como fuente potencial.
Las teorías cosmológicas sugieren que tales objetos podrían haberse formado en el universo temprano y podrían existir aún hoy. Sin embargo, los astrónomos aún no han encontrado antiestrellas en la Vía Láctea o en otras galaxias.
Investigadores rusos estiman que las antiestrellas pueden identificarse por líneas específicas en su estructura espectral, que están relacionadas con la descomposición de átomos exóticos conocidos como protones, compuestos de un protón y un antiprotón. Estas interacciones conducen a una rápida aniquilación, produciendo múltiples fotones.
Postnov indicó que las características espectrales resultantes de estas descomposiciones serían demasiado sutiles para ser detectadas por los telescopios ópticos y de rayos X existentes, pero podrían ser observadas por las próximas misiones Athena y Lynx. Sus lanzamientos previstos en la próxima década ofrecerán la primera oportunidad a los científicos de descubrir antiestrellas y examinar su conexión con el excedente de antimateria detectado en el espacio cercano a la Tierra.
Los cosmólogos teorizan que el universo contenía inicialmente cantidades iguales de materia y antimateria. Si esto es cierto, el universo no debería existir en la forma que conocemos, ya que la materia y la antimateria se habrían aniquilado mutuamente poco después del Big Bang. Este rompecabezas de larga data plantea preguntas sobre por qué la antimateria es prácticamente inexistente en el universo observable.
Algunos científicos especulan que la materia y la antimateria pueden diferir sutilmente pero significativamente en ciertas propiedades físicas, lo que podría explicar la escasez de antimateria. Para investigar tales anomalías, los investigadores estudian las interacciones entre partículas de antimateria y materia 'normal', así como con diversas fuerzas de la naturaleza, utilizando aceleradores de partículas y dispositivos a bordo de la EEI.