El 30 de noviembre de 2024, se reportó un olor desagradable e inesperado a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI) tras la llegada de una nave de carga desde Kazajistán. La nave Soyuz, lanzada a principios de semana, entregó suministros esenciales, incluyendo alimentos.
Al abrir la escotilla de la nave, los cosmonautas rusos Ivan Vagner y Alexander Gerst se encontraron con un fuerte olor, lo que les llevó a cerrar rápidamente la escotilla. La NASA confirmó posteriormente que no había motivo de alarma respecto al olor.
La investigación de la NASA reveló que el olor probablemente se originó por emisiones de gas producidas por la carga dentro de la nave. Aseguraron que los suministros enviados a la EEI eran frescos y aptos para el consumo, disipando las preocupaciones sobre alimentos en mal estado.
En preparación para reabrir la escotilla, la NASA aconsejó a la tripulación activar el sistema de purificación de aire de la estación para limpiar la atmósfera. Además, Vagner limpió el sistema de ventilación de la nave para mitigar cualquier problema futuro.