Investigaciones recientes revelan una preocupante disminución en los niveles de oxígeno dentro del Océano Ártico, impulsada por el calentamiento de las aguas, la reducción de la ventilación y el aumento de la acidificación. Estos cambios están ejerciendo una importante presión sobre los ecosistemas árticos, lo que subraya la necesidad de un monitoreo continuo.
Los científicos atribuyen la desoxigenación a varios factores, incluyendo cambios en la solubilidad del oxígeno, el aumento de la actividad biológica y procesos físicos. El proyecto SOCCOM (Southern Ocean Carbon and Climate Observations and Modeling) utiliza flotadores Argo avanzados equipados con sensores biogeoquímicos para monitorear estos cambios. En América Latina, la preocupación por la salud de los océanos y el impacto del cambio climático es creciente, con iniciativas como la protección de la Amazonía y la vigilancia de las costas.
La expansión de las zonas de mínimo oxígeno (OMZ) es una tendencia particularmente alarmante, que amenaza la vida marina y altera los ciclos de nutrientes. Organizaciones como la Comisión Permanente del Pacífico Sur (CPPS), que agrupa a países de la región, están atentas a las consecuencias del cambio climático en los océanos. La comunidad internacional, incluyendo a España y los países latinoamericanos, debe redoblar esfuerzos para mitigar los efectos del cambio climático y proteger los ecosistemas marinos.