En la lucha contra el cambio climático, investigaciones recientes destacan al krill antártico como un actor clave en el almacenamiento de carbono en los océanos. Este pequeño crustáceo, que mide apenas 6 centímetros, contribuye significativamente a mitigar el calentamiento global.
Expertos del Imperial College London revelaron que el krill antártico puede secuestrar carbono a tasas comparables a las de los hábitats de 'carbono azul' establecidos, como los manglares y las praderas marinas. Este descubrimiento subraya el doble papel del krill como fuente de alimento vital para depredadores marinos, incluidos ballenas y focas, y como un aliado inesperado en la captura de carbono.
A pesar de su importancia ecológica, las poblaciones de krill antártico han ido disminuyendo, lo que genera preocupaciones sobre el futuro de esta especie esencial y su papel en el ciclo global del carbono.