Estudios recientes han revelado un número significativo de volcanes ocultos bajo las capas de hielo de la Antártida, previamente desconocidos para los investigadores. Estos descubrimientos, realizados principalmente a través de tecnología de teledetección, subrayan la necesidad de una investigación más profunda sobre estas características geológicas.
Surgen preocupaciones sobre los posibles impactos de la actividad volcánica bajo el hielo. Una erupción podría acelerar el derretimiento del hielo, mientras que el hielo derretido podría desencadenar erupciones volcánicas debido a la reducción de la presión ejercida sobre el magma subyacente.
El volcán más conocido en la Antártida es el Monte Erebus, ubicado a aproximadamente 40 kilómetros de la Estación McMurdo, la base de investigación más grande del continente. El Monte Erebus es notable por su lago de lava activo, que ha sido estudiado durante un período prolongado. Otro volcán de interés es el Monte Waesche, situado a 1,500 kilómetros de distancia en la Tierra de Marie Byrd, donde se descubrieron recientemente alrededor de 100 volcanes ocultos cubiertos de hielo.
Investigadores del Instituto de Minería y Tecnología de Nuevo México han estado estudiando el Monte Waesche durante más de una década, enfocándose en cómo se comporta el hielo en la región. Su objetivo es entender las respuestas tanto de la capa de hielo como del volcán a diferentes condiciones climáticas a lo largo de la historia.
Análisis preliminares de muestras de roca del Monte Waesche indican que estuvo activo hace más de 100,000 años. Datos no publicados sugieren que aproximadamente el 90% de las 50 erupciones identificadas ocurrieron durante períodos con condiciones climáticas similares a las actuales, cuando la capa de hielo era más delgada.
Los investigadores planean regresar pronto a la montaña para recolectar muestras adicionales que puedan determinar si el retroceso del hielo desempeñó un papel en las erupciones pasadas. También quieren investigar otros volcanes similares para entender mejor estos fenómenos.
El tiempo de respuesta de un volcán a la disminución de la presión del hielo sigue siendo incierto. Si varios volcanes se vuelven activos en un corto período de tiempo, podría exacerbar la pérdida de hielo, creando un ciclo de retroalimentación que conduce a más erupciones. Este escenario sugiere que las emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano pueden influir indirectamente en la actividad volcánica.