Goldman Sachs ha revisado al alza su pronóstico de crecimiento del PIB de China, proyectando un aumento al 4,9 % para 2023, frente a una estimación anterior del 4,7 %. Este ajuste se produce tras el anuncio del gobierno chino de nuevas medidas destinadas a impulsar el crecimiento económico, incluidas mayores inversiones públicas.
La banca también ha elevado su expectativa de crecimiento del PIB para 2024 al 4,7 %, desde el 4,3 % anterior. Los economistas de Goldman Sachs señalaron que los últimos esfuerzos de estímulo indican un cambio de política hacia un mayor enfoque en la recuperación económica.
Los mercados bursátiles chinos experimentaron volatilidad al reanudarse las operaciones, y las pérdidas del yuan frente al dólar se moderaron tras una caída de hasta el 0,3 %. El ministro de Finanzas, Lan Feng'an, anunció que 2,3 billones de yuanes (aproximadamente 325 mil millones de dólares) de bonos de gobiernos locales se utilizarán en el cuarto trimestre, lo que indica un impulso para aumentar el gasto público.
Además, la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma declaró que aprobará previamente 200 mil millones de yuanes (unos 28 mil millones de dólares) en proyectos de inversión para el próximo año antes de fin de mes, como parte de los esfuerzos para alcanzar un objetivo de crecimiento de alrededor del 5 % para 2023.
Goldman Sachs estima que estas medidas de relajación podrían contribuir con 0,4 puntos porcentuales al crecimiento del próximo año, compensando una caída proyectada del 1,9 puntos debido a la desaceleración de las exportaciones y los desafíos persistentes en el sector inmobiliario.
En respuesta a las preocupaciones económicas, los funcionarios se han comprometido a mejorar el apoyo a las empresas, incluidas medidas no especificadas para ayudar a las startups unicornios valoradas en más de mil millones de dólares. El regulador del mercado ha prometido abordar las multas excesivas impuestas por algunos funcionarios para compensar las pérdidas de ingresos.
A pesar de estos esfuerzos, Goldman Sachs advirtió que persisten desafíos estructurales en la economía china, manteniendo sus pronósticos para 2026 y más allá. El banco destacó tres problemas a largo plazo: el declive demográfico, las tendencias de reducción de la deuda y los riesgos en las cadenas de suministro globales, que probablemente no se resolverán con las recientes medidas políticas.
El enfoque económico global ahora se centra en la magnitud del apoyo financiero que China desplegará para revivir su economía en dificultades y cuánto de este financiamiento beneficiará directamente a los consumidores. El ministro de Finanzas, Lan Feng'an, no ha proporcionado respuestas claras sobre estos puntos, pero indicó que aproximadamente 300 mil millones de dólares permanecen sin asignar.
La recuperación económica de China sigue siendo incierta, especialmente en el sector inmobiliario, sin señales de alivio inminente. Los recientes aumentos en las visitas a propiedades y transacciones en las principales ciudades sugieren que algunas medidas de recuperación pueden estar dando resultados.
Las inversiones del sector privado están estancadas, y la confianza de los consumidores aún no se ha recuperado de los niveles bajos durante la pandemia, lo que genera preocupaciones sobre una posible espiral deflacionaria similar a la experiencia japonesa.
A finales de septiembre, el Banco Popular de China recortó las tasas de interés, buscando mejorar el sentimiento económico. Sin embargo, una reciente conferencia de prensa no logró mantener el impulso del mercado, lo que llevó a caídas en los índices bursátiles de China continental y Hong Kong.
El ministro de Finanzas, Lan, ha prometido nuevas medidas, incluidas aumentos temporales en los límites de endeudamiento para los gobiernos locales, lo que les permitirá convertir deudas relacionadas con la infraestructura en préstamos respaldados por el gobierno. Dijo que los ingresos de endeudamiento no utilizados se destinarán a los gobiernos locales para satisfacer necesidades inmediatas de gasto.
Los expertos económicos enfatizan la necesidad de esfuerzos de estímulo coordinados entre las agencias gubernamentales para revitalizar efectivamente la economía, ya que las políticas monetarias y fiscales tradicionales pueden no ser suficientes.
Los datos recientes mostraron un aumento del 0,4 % en los precios al consumidor en septiembre en comparación con el año anterior, mientras que los precios al productor cayeron un 2,8 % en el mismo período.