El papel crucial del sueño en la salud mental explorado por investigadores japoneses

Una reciente investigación del Instituto de Medicina del Sueño Integrativa en Tsukuba, Japón, destaca la relación intrincada entre el sueño y el bienestar mental. A pesar de la comprensión común de que el sueño es esencial para el descanso, los científicos continúan desentrañando sus funciones más profundas.

Los animales, incluidos los hámsters, exhiben comportamientos de sueño incluso durante períodos de inactividad, lo que plantea preguntas sobre el propósito evolutivo del sueño. Kasper Vogt, un investigador del instituto, plantea una pregunta convincente: '¿Qué actividad cerebral es tan vital que los animales arriesgan la depredación mientras duermen?' Esto sugiere que el sueño cumple una función vital en la vida, incluso si su propósito exacto sigue siendo elusivo.

Los estudios que utilizan tecnología EEG desde mediados del siglo XX han mostrado que el sueño consiste en fases alternas de sueño profundo y sueño REM, donde ocurren los sueños. Notablemente, la conexión entre la calidad del sueño y la salud mental se está volviendo cada vez más evidente. Las alteraciones del sueño a menudo se asocian con varios problemas de salud mental, incluida la ansiedad y la depresión, creando un ciclo vicioso en el que el sueño deficiente exacerba estas condiciones.

Rosalind Cartwright, una psicóloga pionera, descubrió a través de sus propias experiencias que los sueños pueden regular las emociones negativas. Su investigación indicó que las personas con depresión experimentaban fases REM más largas pero luchaban por recordar sus sueños, a pesar de la actividad cerebral significativa en las regiones responsables de las emociones. Cartwright teorizó que soñar ayuda a procesar experiencias emocionales, proporcionando continuidad y coherencia a nuestro sentido del yo.

Además, los estudios han demostrado que la privación del sueño aumenta la reactividad emocional, particularmente en las mujeres, que pueden experimentar irritabilidad antes que los hombres. Un reciente estudio internacional durante el confinamiento por COVID-19 examinó los patrones de sueño, revelando que los rasgos de personalidad podrían influir en los hábitos de sueño, siendo los 'madrugadores' más propensos a mostrar una mayor conciencia en comparación con los 'noctámbulos', que pueden ser más propensos a la ansiedad y la depresión.

David Randall, autor de 'Dreamland', reflexiona sobre la relación contemporánea de la sociedad con el sueño, señalando que, aunque nunca ha sido más accesible, a menudo se le da prioridad secundaria. Advierte que la falta de sueño puede llevar a un estado de fatiga perpetua, socavando nuestro bienestar general.

A medida que los investigadores continúan explorando las complejidades del sueño y su impacto en la salud mental, se vuelve cada vez más claro que priorizar un sueño reparador es esencial para la regulación emocional y la salud psicológica en general.

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