La administración Trump ha enfrentado críticas por su manejo de los documentos relacionados con Jeffrey Epstein, el financiero condenado por delitos sexuales. Recientemente, el Departamento de Justicia y el FBI anunciaron que no encontraron evidencia de una "lista de clientes" ni pruebas de que Epstein hubiera chantajeado a individuos prominentes. Esta declaración ha generado reacciones mixtas entre los seguidores de Trump, algunos de los cuales exigen mayor transparencia en el caso.
El 7 de julio de 2025, el Departamento de Justicia emitió un memorando en el que afirmaba que no existía una "lista de clientes" incriminatoria y que no se había encontrado evidencia creíble de que Epstein hubiera chantajeado a personas prominentes. Además, se indicó que no se había descubierto información que justificara una investigación contra terceros no acusados. Esta información ha sido recibida con escepticismo por parte de algunos seguidores de Trump, quienes habían anticipado la existencia de dicha lista y su divulgación.
En respuesta a la creciente presión pública, el presidente Trump instruyó a la Fiscal General Pam Bondi a solicitar al tribunal federal de Nueva York la desclasificación de los testimonios del gran jurado relacionados con el caso Epstein. Sin embargo, la divulgación de estos documentos podría enfrentar desafíos legales y éticos, ya que las leyes protegen la confidencialidad de los testimonios del gran jurado, y su divulgación podría afectar la privacidad de las personas involucradas.
La situación ha generado tensiones dentro de la administración. Informes indican que la Fiscal General Bondi presionó al Director del FBI, Kash Patel, para acelerar la revisión y divulgación de la información relacionada con Epstein. Esta presión ha llevado a desacuerdos internos sobre la mejor manera de manejar la información y las implicaciones legales de su divulgación.
Además, la relación entre Trump y Epstein ha sido objeto de escrutinio. Aunque Trump ha afirmado no ser amigo cercano de Epstein, se han documentado interacciones sociales entre ambos en el pasado. Por ejemplo, en 2002, Trump describió a Epstein como un "tipo estupendo" y mencionó que ambos compartían una afición por las mujeres atractivas. Sin embargo, en 2019, Trump afirmó que no era "un fan" de Epstein y que no había hablado con él en aproximadamente 15 años.
La administración Trump continúa enfrentando desafíos en la gestión de la información relacionada con Epstein, equilibrando la transparencia pública con las consideraciones legales y éticas inherentes a la divulgación de documentos confidenciales.