Washington D.C., 4 de mayo de 2025: La Representante Comercial de Estados Unidos (USTR) ha emitido una severa advertencia a China con respecto a sus prácticas comerciales en el sector textil y de la confección, citando políticas no de mercado que perjudican a los fabricantes estadounidenses [3, 7]. La declaración de la USTR se produce en medio de la creciente preocupación por el cierre de 28 plantas de fabricación estadounidenses en los últimos 22 meses [3].
La USTR destaca que las políticas de China permiten a sus fabricantes ofrecer precios artificialmente bajos, creando una ventaja competitiva desleal [3]. La agencia también señala el creciente papel de las empresas chinas de comercio electrónico, que representan más del 30% de los envíos diarios de minimis a los EE. UU., lo que les permite evitar los aranceles [3, 7].
En 2024, EE. UU. importó 79.300 millones de dólares en prendas de vestir, con un 21% procedente de China [3, 7]. El déficit comercial general de bienes de EE. UU. con China se situó en 295.400 millones de dólares en 2024, un aumento del 5,8% con respecto al año anterior [3]. La escalada de las tensiones comerciales en 2025 ha visto a EE. UU. imponer un arancel del 145% a los productos chinos, que China respondió con un arancel de represalia del 125% [2, 4, 10, 11, 16]. Se espera que estas medidas tengan un impacto significativo en los volúmenes comerciales entre las dos naciones [9].