El inminente regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha generado un clima de incertidumbre en América Latina, marcado por tensiones diplomáticas, amenazas proteccionistas y una postura más rígida hacia la migración. Expertos advierten sobre los impactos potenciales en las relaciones bilaterales y el equilibrio geopolítico en la región.
El politólogo Daniel Zovatto destaca los riesgos y oportunidades estructurales, mientras que el analista colombiano Ronal Rodríguez enfatiza las implicaciones democráticas y sociales. Ambos coinciden en que el contexto complejo requiere estrategias coordinadas para mitigar los impactos negativos y aprovechar las oportunidades emergentes.
La presidencia de Trump podría tensar las relaciones bilaterales, especialmente con México y Brasil, mientras que Argentina podría beneficiarse de un alineamiento ideológico con Trump. Zovatto señala que Trump ha amenazado con imponer un arancel del 25% a los productos mexicanos a menos que el país refuerce sus medidas contra la migración irregular y el tráfico de fentanilo. Estas acciones podrían desestabilizar sectores clave como la industria automotriz y la agricultura.
Además, las tensiones diplomáticas han surgido de iniciativas como renombrar el Golfo de México como 'Golfo de América'. Zovatto advierte que si estas amenazas se concretan, México podría responder con represalias comerciales.
En cuanto a Brasil, Zovatto anticipa tensiones debido a la postura del presidente Lula da Silva sobre temas ambientales, su participación en el BRICS y sus estrechos lazos con China, elementos que Trump percibe como contrarios a los intereses estratégicos de Estados Unidos. Sin embargo, el pragmatismo de Lula podría moderar las fricciones.
El gobierno argentino bajo Javier Milei podría beneficiarse de su alineamiento ideológico con Trump, lo que podría traducirse en un apoyo más flexible del Fondo Monetario Internacional (FMI) y en el avance hacia un tratado comercial bilateral. Sin embargo, Zovatto advierte que una relación muy cercana con Estados Unidos podría generar fricciones con otros países de la región.
Rodríguez considera que México será central en las relaciones bilaterales debido a la migración, el narcotráfico y las dinámicas fronterizas. Trump se concentrará en esta relación, influido por el contexto político interno y el papel del partido Morena.
En el ámbito migratorio, el regreso de Trump podría endurecer significativamente las políticas de control fronterizo, con iniciativas como un programa de deportaciones masivas y la eliminación de programas humanitarios como el 'parole', que actualmente beneficia a migrantes de Venezuela, Cuba, Nicaragua y Haití. Zovatto advierte que estas medidas podrían exacerbar las tensiones bilaterales y afectar económicamente a países de América Central, que dependen mucho de las remesas.
Rodríguez complementa que en la región prevalece una política de contención migratoria alineada con los intereses de Estados Unidos, pasando de una perspectiva de derechos humanos a una lógica de seguridad, buscando niveles importantes de simpatía por parte de Estados Unidos.
En el ámbito económico, los riesgos del proteccionismo de Trump, que incluyen aranceles y revisiones de acuerdos comerciales, podrían afectar sectores clave como la energía y la agricultura en países como México. Sin embargo, también existen oportunidades en términos de 'nearshoring' y 'friendshoring' que podrían beneficiar a países como México, Costa Rica y Colombia.
Además, la decisión de Trump de priorizar la industria nacional podría frenar avances en la integración comercial entre América Latina y Estados Unidos. Rodríguez advierte que el comercio se está utilizando como un arma proteccionista, lo que favorece la estrategia de China en la región.
En el ámbito geopolítico, se prevé un endurecimiento de la política exterior hacia regímenes autoritarios en Venezuela, Cuba y Nicaragua, en contraste con el enfoque de diálogo de la administración Biden. Las sanciones económicas, el aislamiento diplomático y el apoyo a la oposición serán estrategias clave.
Rodríguez señala que la falta de liderazgo de Estados Unidos ha contribuido al fortalecimiento de regímenes autoritarios en la región, concluyendo que la ausencia de credenciales democráticas de Trump podría aumentar las dinámicas dictatoriales.