La planta nuclear Diablo Canyon en California continuará operando más allá de su fecha de cierre programada del 2 de noviembre de 2024. Grupos de defensa locales, junto con el apoyo estatal y federal, han desempeñado un papel importante en este desarrollo.
Paul Terek, un exdecatleta olímpico, ahora trabaja en la planta y representa a una fuerza laboral de aproximadamente 1,300 empleados que enfrentaban incertidumbre sobre su futuro. La extensión de las operaciones de la planta se atribuye al apoyo legislativo reciente, incluidos los créditos nucleares federales, que han cambiado la narrativa sobre la energía nuclear.
La Ley de Infraestructura Bipartidista y la Ley de Reducción de Inflación son fundamentales en esta transición, proporcionando las inversiones y los incentivos fiscales necesarios. Estas medidas legislativas son parte de la estrategia más amplia de la Administración en materia de clima y seguridad energética, lo que lleva a las comunidades de todo el país a reconsiderar la energía nuclear como una opción viable para reducir las emisiones y fomentar el crecimiento económico.