Un estudio reciente realizado por la Universidad Monash ha descubierto deficiencias nutricionales significativas en alimentos listos para el consumo para bebés y niños pequeños disponibles en supermercados australianos. La investigación indica que el 43 % de estos productos exceden los límites recomendados de azúcar, mientras que solo el 23 % cumple con los requisitos de contenido nutricional establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En 2023, el sector de alimentos comerciales para bebés en Australia, que incluye alimentos para bebés preparados, cereales y refrigerios, generó más de 370 millones de dólares en ingresos. El estudio destaca que uno de cada dos niños australianos menores de cinco años consume estos alimentos comerciales al menos una vez a la semana.
La autora principal, la Dra. Alexandra Chung, enfatizó el crecimiento del mercado de alimentos para bebés comerciales, señalando un aumento en los lanzamientos de nuevos productos. El estudio encontró que ninguno de los 45 productos evaluados cumplía con todos los estándares de etiquetado o promoción de la OMS, y cada producto contenía al menos una afirmación de marketing que violaba las pautas de la OMS.
La investigación evaluó la conformidad con el Modelo de Perfil de Nutrientes y Promoción (NPPM) de la Oficina Regional de la OMS para Europa, que apoya la promoción adecuada de productos alimenticios para bebés de 6 a 36 meses. Los hallazgos plantean preocupaciones sobre la publicidad engañosa que sugiere que estos alimentos son saludables, a pesar de su alto contenido de azúcar y la falta de variedad necesaria.
En Australia, los requisitos de composición y etiquetado de alimentos están regulados por el Código de Normas Alimentarias de Australia y Nueva Zelanda, que impone límites en los niveles de azúcar y sodio y exige un contenido mínimo de hierro en los cereales. Sin embargo, muchas de las afirmaciones relacionadas con la salud realizadas por los fabricantes no están reguladas por este código.
La Dra. Chung señaló que las regulaciones actuales permiten a los fabricantes influir en las dietas de los niños a través de promociones engañosas, destacando una brecha regulatoria que debe abordarse. Los hallazgos del estudio se producen en un momento en que el Departamento de Salud y Atención a Personas Mayores del Gobierno Australiano está llevando a cabo una consulta sobre la mejora de los alimentos comerciales para bebés y niños pequeños, lo que representa una oportunidad para implementar regulaciones más estrictas para proteger la salud de los jóvenes australianos.