Una planta de carbón cerca de Manila, Filipinas, está a punto de convertirse en un modelo de cómo los países en desarrollo pueden abandonar los combustibles fósiles. Una iniciativa liderada por la Fundación Rockefeller planea cerrar la South Luzon Thermal Energy Corporation (SLTEC) diez años antes, evitando millones de toneladas de emisiones y monetizándolas como créditos de carbono. Este proyecto destaca las complejidades de eliminar el carbón, que sigue siendo una fuente de energía barata para muchas naciones en desarrollo.
La iniciativa, conocida como Coal to Clean Credit Initiative (CCCI), tiene como objetivo cubrir los costos de cierre de plantas de carbón y convertirlas a fuentes de energía renovables. La SLTEC estaba programada para operar hasta 2040, pero ahora se cerrará en 2030, lo que podría evitar hasta 19 millones de toneladas de emisiones de CO2. El plan incluye reemplazar las operaciones de carbón con generación de energía renovable y almacenamiento de baterías, y también compensar a los trabajadores y a la comunidad local.
A pesar de la promesa de esta iniciativa, persisten desafíos. Los críticos señalan problemas con los proyectos de créditos de carbono, incluida la dificultad de probar la 'adicionalidad': la garantía de que las emisiones no se habrían evitado sin el programa de créditos de carbono. A medida que la energía renovable se vuelve más rentable, hay preocupaciones de que las fuerzas del mercado puedan impulsar el cierre de plantas de carbón independientemente de tales iniciativas.
Con el apoyo de la Autoridad Monetaria de Singapur y el interés del sector privado, la CCCI busca crear una vía financieramente viable para que los propietarios de plantas de carbón transiten hacia una energía más limpia. La metodología de esta iniciativa está actualmente en revisión por Verra, un verificador de créditos líder.
Esta iniciativa podría tener importantes implicaciones para la política climática global, especialmente en regiones que dependen en gran medida del carbón para la energía. A medida que los países enfrentan los desafíos duales de la demanda de energía y el cambio climático, el éxito o fracaso de la CCCI podría influir en los esfuerzos futuros para reducir las emisiones de carbono en todo el mundo.