Gaza se enfrenta a una crisis humanitaria cada vez más profunda tras la suspensión por parte de Israel de la entrada de bienes en el enclave, lo que repercute en las importaciones de alimentos, medicinas y combustible. Varias panaderías han cerrado debido a la falta de gas para cocinar, lo que ha provocado un aumento de los precios de los alimentos. El OOPS informa de que la mayoría de los 2,3 millones de habitantes de Gaza dependen de la ayuda, que ahora se ve amenazada por la suspensión. La Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja informa de la disminución de los suministros de ayuda, lo que obliga a racionar.
El Ministro de Energía israelí ordenó a la Corporación Eléctrica de Israel que detuviera la venta de electricidad a Gaza, lo que afecta a una planta de tratamiento de aguas residuales y podría privar a los residentes de agua potable. La Autoridad Palestina del Agua informa de que una planta desalinizadora de agua ha suspendido sus operaciones, lo que afecta al suministro de agua al centro y sur de Gaza.
A pesar de una tregua que ha detenido los combates desde el 19 de enero, Hamás e Israel siguen divididos sobre la gobernanza de la posguerra y los términos de la liberación de los rehenes. Los mediadores árabes están trabajando para salvar el acuerdo de alto el fuego, y las conversaciones continúan en Doha.