El 13 de enero de 2025, el ministro de Energía de Arabia Saudita, el príncipe Abdulaziz bin Salman, anunció planes para generar ingresos a partir de varios minerales, incluido el uranio. En una conferencia de prensa celebrada en Dhahran, declaró: 'Vamos a enriquecer uranio y venderlo, y producir yellowcake', refiriéndose al polvo concentrado utilizado para preparar combustible de uranio para reactores nucleares.
El anuncio se produce mientras Arabia Saudita inicia un proyecto nuclear inicial, buscando expandir sus capacidades para incluir el enriquecimiento de uranio, un área sensible debido a su potencial para el desarrollo de armas nucleares. El gobierno saudí tiene como objetivo utilizar la energía nuclear para diversificar sus fuentes de energía.
Permanece la incertidumbre sobre la extensión de las ambiciones nucleares de Arabia Saudita, especialmente después de que el príncipe heredero Mohammed bin Salman indicara en 2018 que el reino desarrollaría armas nucleares si su competidor regional Irán lo hacía también.
En contraste, los Emiratos Árabes Unidos (EAU), el primer país árabe en operar una planta de energía nuclear de múltiples unidades, se han comprometido a no enriquecer uranio ni reciclar combustible gastado.
El año pasado, funcionarios saudíes anunciaron planes para renunciar a la supervisión de las instalaciones nucleares por parte de la agencia de regulación nuclear de la ONU, optando por medidas de seguridad estándar para finales de 2027.
Además, Arabia Saudita aún no ha comenzado a operar su primer reactor nuclear, lo que permite que el proyecto siga estando sujeto a supervisión bajo un acuerdo de Protocolo de Cantidades Pequeñas (SQP) con la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), que exonera a los países menos avanzados de las obligaciones de informes e inspecciones.