El sector manufacturero de Estados Unidos está experimentando actualmente un período de contracción, como lo indica el Índice de Gerentes de Compras (PMI) que registró 49.0 en junio de 2025, marcando el cuarto mes consecutivo de declive. Esta desaceleración se atribuye en gran medida a la lentitud de los nuevos pedidos y al aumento de los costos de los insumos, influenciados significativamente por los aranceles impuestos por la administración Trump.
Las políticas arancelarias de la administración, incluidos los aranceles sustanciales sobre el acero, el aluminio y los automóviles, han interrumpido las cadenas de suministro y han aumentado los tiempos de entrega, contribuyendo a la incertidumbre económica. A pesar de estos desafíos, existe optimismo dentro del sector, con una encuesta que indica que muchas industrias anticipan una mejora de los ingresos en 2025. Es importante analizar este panorama en el contexto de la economía latinoamericana, donde las fluctuaciones en los mercados internacionales tienen un impacto directo en las industrias locales.
Se espera que el empleo en las fábricas aumente, lo que sugiere una posible recuperación de la crisis actual. Sin embargo, el sector aún enfrenta importantes obstáculos, y el empleo sigue estando por debajo de los niveles máximos de finales de la década de 1970, lo que refleja una disminución a largo plazo de la contribución del sector al empleo en EE. UU. En países como Argentina y México, la diversificación económica y la búsqueda de nuevos mercados son cruciales para mitigar los efectos de las políticas proteccionistas.