Los líderes de África Oriental y Austral se reúnen en Dar es Salaam para discutir la crisis en el este de la RDC

Los líderes africanos se reunieron en Dar es Salaam, Tanzania, del 7 al 8 de febrero para una cumbre de emergencia para abordar la escalada de violencia en el este de la República Democrática del Congo (RDC). La cumbre, convocada por la Comunidad de África Oriental (EAC) y la Comunidad de Desarrollo del África Austral (SADC), fue convocada en respuesta al reciente aumento de la violencia por parte del grupo rebelde M23, que ha capturado la ciudad de Goma, capital de la provincia de Kivu Norte.

La presidenta de Tanzania, Samia Suluhu Hassan, en su discurso de apertura, advirtió que los líderes africanos que no logren resolver el conflicto en el este de la RDC serán juzgados por la historia. Destacó las consecuencias devastadoras de la violencia, incluidos los desplazamientos masivos, las perturbaciones económicas y las interrupciones del comercio transfronterizo.

El presidente congoleño, Félix Tshisekedi, participó en la cumbre por videoconferencia, mientras que el presidente ruandés, Paul Kagame, el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, el presidente zimbabuense, Emmerson Mnangagwa, el presidente keniata, William Ruto, y el presidente ugandés, Yoweri Museveni, asistieron en persona. Tshisekedi y Kagame, a menudo acusados de tensiones mutuas en torno al conflicto, no se dirigieron a la reunión.

Mnangagwa y Ruto enfatizaron que una solución militar no es viable e instaron a un enfoque diplomático para abordar las causas profundas de la crisis. Ruto destacó la necesidad de una solución diplomática para garantizar la integridad territorial de la RDC y lograr una paz duradera.

La cumbre también vio llamamientos urgentes de organizaciones regionales, incluida la Comunidad Económica de los Estados de África Central (CEEAC), que condenó los ataques del grupo rebelde M23, supuestamente respaldado por Ruanda. La CEEAC pidió la retirada inmediata de las fuerzas armadas ruandesas del territorio congoleño.

El avance de los rebeldes del M23 ha resultado en más de 2.700 muertes, según las Naciones Unidas. Las familias buscan desesperadamente a sus seres queridos desaparecidos, mientras que el Comité Internacional de la Cruz Roja organiza entierros colectivos.

Odette Maliyetu, la madre de un soldado congoleño desaparecido, describió la angustia de no saber el destino de su hijo. "Hemos visitado funerales con la esperanza de encontrarlo, pero todavía nada. No sabemos si está vivo o muerto", lamentó.

La ONU advierte que el número de víctimas puede ser aún mayor, con informes de muertes causadas por explosiones y balas perdidas. Chance Nzabanita relató la pérdida de su abuela: "Murió después de una explosión en la casa donde estaba. Otras personas resultaron gravemente heridas."

Estados Unidos ha amenazado con imponer sanciones a funcionarios ruandeses y congoleños, mientras que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, advirtió sobre la posibilidad de abusos generalizados, incluida la violencia sexual y la esclavitud, si el conflicto no se controla.

"Si no se hace nada, lo peor está por venir", advirtió Türk en una reunión de emergencia en Ginebra.

Los analistas enfatizan que el diálogo inclusivo, que tenga en cuenta la dinámica étnica y política interna de la RDC, es esencial para una solución sostenible. "A pesar del carácter de la guerra de poder, es crucial que haya representación e inclusión en las negociaciones internas", afirmó Fidel Amakye Owusu.

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