Protestas pro-UE en Georgia en medio de una controvertida elección presidencial

El 14 de diciembre de 2024, se espera que decenas de miles de manifestantes pro-Unión Europea se reúnan en Georgia mientras el partido gobernante se prepara para elegir un nuevo presidente. La elección se llevará a cabo mediante un colegio electoral de 300 asientos, dominado en gran medida por el partido Georgian Dream. El único candidato, el exfutbolista Mikheil Kavelashvili, es conocido por sus firmes opiniones antioccidentales y su oposición a los derechos LGBTQ.

La oposición ha declarado un boicot a la elección, insistiendo en que la actual presidenta, Salome Zourabichvili, sigue siendo la legítima jefa de Estado. Zourabichvili ha solicitado nuevas elecciones parlamentarias tras los resultados disputados de una votación de octubre que confirmó al partido gobernante en el poder. La enmienda constitucional de 2017 trasladó la elección presidencial de un voto directo a un colegio electoral, un movimiento visto como favorable a los sentimientos prorrusos.

Las protestas contra el partido Georgian Dream se han intensificado desde finales de octubre, especialmente después de que el primer ministro Irakli Kobakhidze anunciara un retraso en las negociaciones de adhesión a la UE hasta 2028. Los grupos de oposición acusan al gobierno de socavar la democracia y acercarse a Rusia, en contra de las aspiraciones del país de unirse a la UE.

Informes indican que la policía ha respondido a las protestas con represalias severas, resultando en más de 400 arrestos. Organizaciones de derechos humanos, incluida Amnistía Internacional, han condenado a las autoridades por emplear tácticas brutales contra los manifestantes, incluidas detenciones arbitrarias y tortura.

La condena internacional a las acciones del gobierno georgiano ha aumentado, con líderes occidentales, incluido el presidente francés Emmanuel Macron, expresando solidaridad con el movimiento pro-UE. Macron enfatizó que las aspiraciones del pueblo georgiano por la democracia y la integración europea no deben ser apagadas. Al mismo tiempo, Estados Unidos ha impuesto nuevas sanciones a funcionarios georgianos acusados de socavar los procesos democráticos.

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