El 9 de diciembre de 2024, el Ministerio de Comercio de China anunció una prohibición de exportación de ciertos elementos químicos raros a los Estados Unidos. Estos elementos, clasificados como bienes de doble uso, son esenciales para la producción de semiconductores y diversas aplicaciones técnicas.
Esta decisión sigue a los recientes controles de exportación impuestos por EE.UU. a China, marcando una continuación de la creciente rivalidad entre ambas naciones, especialmente en comercio, fabricación de tecnología de defensa y desarrollo de inteligencia artificial.
Claire Reade, abogada senior en Arnold & Porter en Washington, señaló un endurecimiento de las posiciones de ambas partes. China percibe las acciones de EE.UU. como un intento de obstaculizar su desarrollo legítimo, mientras que EE.UU. lo considera una cuestión de seguridad nacional para evitar la dominación de China en sectores específicos.
El gobierno chino justificó sus restricciones a la exportación como una medida para proteger la seguridad nacional. Al mismo tiempo, EE.UU. continúa su campaña contra el sector de semiconductores de China, anunciando una tercera lista de restricciones en tres años, que afecta a 140 empresas, incluidas importantes firmas tecnológicas.
La Secretaria de Comercio de EE.UU., Gina Raimondo, describió estos controles de exportación como los más estrictos jamás impuestos por EE.UU. para limitar la capacidad de China de producir chips avanzados necesarios para la modernización militar.
La respuesta de China se extiende más allá de las exportaciones de metales y minerales, con cuatro importantes asociaciones comerciales instando a sus miembros a reducir la dependencia de los chips estadounidenses, calificándolos de "no seguros y poco fiables".
El Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU. está revisando actualmente las acciones recientes de China, enfatizando la importancia de fortalecer la colaboración con otras naciones para desviar las cadenas de suministro críticas de China.
Las exportaciones prohibidas incluyen gallio y germanio, ambos sujetos a controles de exportación desde 2023. El gallio es vital para semiconductores de alta calidad, paneles solares y sistemas de radar, mientras que el germanio se utiliza en fibra óptica y satélites.
Según el US Geological Survey, China produjo el 98% de la oferta mundial de gallio en 2023. Aunque obtener datos sobre germanio es más complicado, China también controla la mayor parte de este mercado.
EE.UU. importa estos productos de China, Canadá, Alemania y Japón. Sin embargo, los precios han aumentado significativamente en el mercado global desde que China comenzó a implementar restricciones el año pasado.
Una advertencia del US Geological Survey en noviembre de 2024 indicó que una prohibición total de exportación de gallio y germanio por parte de China podría resultar en una caída del PIB estadounidense de 3.4 mil millones de dólares.
A pesar de la dominación de China, EE.UU. tiene opciones alternativas para obtener estos metales, incluida la posibilidad de aumentar la producción en otros países. El gallio se obtiene principalmente como un subproducto de la producción de aluminio a partir de bauxita, lo que sugiere que se podrían realizar inversiones para aumentar la producción nacional.
Este último intercambio entre China y EE.UU. se produce poco más de un mes antes de que el presidente electo Donald Trump comience su segundo mandato, durante el cual ha prometido imponer altos aranceles a las importaciones de China, continuando la guerra comercial iniciada durante su primer mandato.
Reade cree que las decisiones tomadas por China reflejan una tendencia más amplia, independientemente de quién esté en la presidencia de EE.UU., indicando una creciente confianza en los esfuerzos de Pekín para reducir la dependencia del Oeste.
China busca enviar el mensaje de que no está dispuesta a aceptar pasivamente acciones que amenacen su desarrollo económico o su seguridad nacional, conceptos que son ampliamente definidos por el gobierno chino.