El 29 de noviembre de 2024, el gobierno japonés finalizó un presupuesto suplementario de 13.9 billones de yenes (aproximadamente 92 mil millones de dólares) destinado a aliviar la carga financiera sobre los hogares debido al aumento de los costos de vida. Este paquete de gastos incluye ayudas directas a familias de bajos ingresos y subsidios extendidos para combustibles, tras una serie de medidas de estímulo implementadas desde la pandemia de COVID-19.
El Primer Ministro Shigeru Ishiba enfatizó la necesidad de que los salarios aumenten a un ritmo que supere la inflación para mejorar la riqueza de los hogares. Dijo: 'Hasta que logremos una economía donde el crecimiento salarial supere la inflación, debemos apoyar a aquellos que no se beneficiarán tanto de los salarios más altos.'
El presupuesto suplementario, que supera ligeramente los 13.2 billones de yenes del paquete de estímulo del año anterior, recibió la aprobación del gabinete y será discutido en una sesión parlamentaria extraordinaria. Los componentes clave del presupuesto incluyen la reanudación de subsidios para mitigar los costos de servicios públicos de enero a marzo de 2025, la extensión de subsidios para gasolina y un aumento en el financiamiento para ayuda en desastres y los sectores tecnológicos, particularmente en chips e inteligencia artificial.
Los analistas de Mizuho Research & Technologies predicen que este presupuesto podría aumentar el PIB de Japón en un 0.1% en el año fiscal 2024 y en un 0.6% en 2025, principalmente a través del aumento del consumo y del gasto público. Sin embargo, persisten preocupaciones sobre la sostenibilidad de tales medidas fiscales en medio de la creciente inflación y las persistentes limitaciones de suministro, como la escasez de mano de obra.
El panorama político añade incertidumbre, ya que el estatus minoritario de la coalición gobernante puede llevar a una mayor expansión fiscal.