El 9 de octubre de 2024, durante la tercera cumbre "Ucrania - Sudeste de Europa" en Dubrovnik, Croacia, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky enfatizó la necesidad de una paz justa y duradera en Ucrania, basada en la Carta de la ONU y el derecho internacional. Reiteró que Rusia debe retirarse de los territorios ocupados, incluida Crimea, y declaró que cualquier elección celebrada allí por las autoridades rusas es inválida. Los países participantes prometieron continuar apoyando a Ucrania en su defensa contra la agresión rusa y subrayaron la importancia de la seguridad energética y la movilización del sector privado para ayudar a la restauración de la infraestructura energética de Ucrania antes del invierno.
La declaración también destacó la intención de participar en la reconstrucción en curso y post-conflicto de Ucrania, apoyando su integración euroatlántica, incluida la futura membresía en la OTAN. Los líderes dieron la bienvenida al inicio de las negociaciones de adhesión a la UE para Ucrania, Moldavia y Bosnia y Herzegovina, afirmando que su inclusión garantizaría la estabilidad y prosperidad regional.
El presidente Zelensky instó a la Unión Europea a unir el continente acogiendo a todos los países democráticos de Europa, incluidos los balcánicos. Expresó la esperanza de que la guerra pudiera concluir para 2025, citando un potencial para acciones decisivas hacia la paz.
En un desarrollo relacionado, el mismo día, el Relator Especial de la ONU, Tom Andrews, informó sobre una crisis humanitaria que empeora en Birmania, donde más de tres millones de personas han sido desplazadas debido al conflicto civil en curso desde el golpe militar de febrero de 2021. Andrews pidió a los líderes internacionales que detuvieran el flujo de dinero, armas y legitimidad hacia la junta gobernante. Señaló que el ejército ha perdido el control sobre partes significativas del país y ha recurrido a la conscripción para reponer sus filas, mientras intensifica los ataques a objetivos civiles.
Andrews instó a sanciones más estrictas y a la rendición de cuentas por las acciones de la junta, particularmente en relación con el genocidio contra la minoría rohingya. La crisis en curso en Birmania fue un tema clave en la cumbre de la ASEAN en Vientián, Laos, donde los líderes pidieron acciones tangibles para detener el derramamiento de sangre. El fracaso de la ASEAN para abordar eficazmente la crisis ha suscitado preguntas sobre su utilidad para resolver conflictos regionales.
Ambas cumbres subrayan la urgente necesidad de cooperación internacional para abordar problemas geopolíticos significativos que afectan a millones a nivel mundial.