El 9 de octubre de 2024, Hungría vetó una propuesta de la Unión Europea para extender el congelamiento de activos rusos de seis meses a tres años. Esta decisión plantea dudas sobre la capacidad de la UE para proporcionar a Ucrania un préstamo prometido de 35 mil millones de euros, como lo anunció la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
El préstamo previsto iba a ser asegurado a través de los intereses generados por los activos rusos congelados en instituciones financieras occidentales. Sin embargo, la postura de Hungría representa un riesgo de descongelamiento de estos activos debido a la posición de cualquier estado miembro, poniendo en peligro la asistencia financiera a Ucrania.
El ministro de Finanzas húngaro, Mihály Varga, declaró que el país desea esperar los resultados de las próximas elecciones presidenciales en EE. UU. antes de tomar decisiones sobre la continuación de las sanciones rusas. Enfatizó que el enfoque de la futura administración estadounidense podría influir significativamente en este tema, ya que los candidatos presentan dos estrategias contrastantes: una que aboga por la paz y otra que continúa la guerra.
Otros estados miembros de la UE apoyan la extensión del congelamiento de activos y la provisión de ayuda financiera a Ucrania. El asesor político del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, Balázs Orbán, criticó al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky por su decisión de confrontar a Rusia en febrero de 2022, trazando un paralelo con el levantamiento de 1956 en Hungría contra el régimen soviético.
Viktor Orbán ha declarado anteriormente que Hungría no se involucrará en un conflicto con Rusia y ha resistido los llamados de los líderes de la UE para suministrar armas a Ucrania, afirmando que Budapest sigue comprometido con la paz.