A medida que millones en el sureste se vieron afectados por el huracán Helene, que hizo landfall el 2 de octubre de 2024, han surgido preocupaciones sobre la seguridad de los vehículos eléctricos (VE) en áreas inundadas. La tormenta causó destrucción generalizada a lo largo de la costa este, afectando particularmente la costa norte de Florida, Georgia central y las Carolinas, lo que llevó a inundaciones severas y deslizamientos de tierra.
Se reportó un incidente impactante en el condado de Pinellas, Florida, donde un Tesla se incendió en un garage lleno de agua, resultando en la destrucción completa de la casa. Los funcionarios del condado han advertido a los residentes que eviten cargar o almacenar VE en garages, instándolos a estacionar al menos a 15 metros de materiales combustibles.
Los incendios están relacionados con las baterías de iones de litio en los VE, que pueden cortocircuitarse cuando se exponen al agua salada, lo que lleva a reacciones en cadena peligrosas. Tom Barth de la Junta Nacional de Seguridad del Transporte destacó que el agua salada puede unir los terminales de la batería, causando riesgos significativos.
Los datos históricos muestran que incidentes similares han ocurrido durante huracanes anteriores, incluido el huracán Sandy y más recientemente el huracán Ian. En Florida, se reportaron 21 incendios de VE después del huracán Ian en 2022.
A pesar de que no se reportaron lesiones relacionadas con el incidente reciente, la situación ha provocado discusiones entre los legisladores sobre la seguridad de los VE, especialmente mientras la administración Biden promueve una mayor adopción de VE. Los críticos argumentan que el gobierno no debería obligar a la compra de VE, citando preocupaciones de seguridad en medio de condiciones climáticas extremas.
A medida que continúa la recuperación tras la tormenta, las implicaciones para la seguridad de los VE en áreas propensas a inundaciones siguen siendo una preocupación urgente para consumidores y responsables políticos.