El telescopio espacial James Webb (JWST), un esfuerzo conjunto de la NASA, la ESA y la CSA, ha capturado una imagen impresionante de HH 30, un disco protoplanetario ubicado en la nube molecular de Tauro. Este disco visto de perfil, rodeado de chorros y un viento de disco, es un objetivo principal para los astrónomos que estudian la formación de planetas.
HH 30, un objeto Herbig-Haro, es una región luminosa que rodea una estrella recién nacida, conocida como protoestrella. Estos objetos se forman cuando los vientos estelares o los chorros de gas de la protoestrella chocan con el gas y el polvo circundantes a alta velocidad, creando ondas de choque.
Las observaciones del JWST, combinadas con datos del telescopio espacial Hubble y el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), proporcionan una vista multilongitud de onda del sistema. Los datos de longitud de onda larga de ALMA rastrean la ubicación de los granos de polvo de tamaño milimétrico, concentrados en el plano central del disco. Mientras tanto, los datos infrarrojos de longitud de onda corta del JWST revelan la distribución de los granos de polvo más pequeños, de solo una millonésima de metro de diámetro. Estos granos más pequeños están más extendidos que los más grandes.
Las observaciones del JWST, que forman parte del programa Webb GO #2562, tienen como objetivo comprender cómo evoluciona el polvo en los discos vistos de perfil como HH 30. Los datos muestran que los granos de polvo más grandes migran dentro del disco y se depositan en una capa delgada, un paso crucial en la formación de planetas. Esta capa densa permite que los granos de polvo se aglomeren, formando guijarros y finalmente planetas.
Las imágenes del JWST, Hubble y ALMA también revelan estructuras intrincadas anidadas entre sí. Un chorro de gas de alta velocidad emerge en un ángulo de 90 grados desde el disco central estrecho, rodeado por un flujo cónico más amplio. Este flujo está rodeado por una nebulosa amplia que refleja la luz de la joven estrella incrustada en el disco.
Estas observaciones resaltan la naturaleza dinámica de HH 30, donde tanto los diminutos granos de polvo como los chorros masivos juegan un papel en la formación de nuevos planetas. Los detalles sin precedentes del JWST proporcionan información valiosa sobre los complejos procesos involucrados en la formación de planetas, avanzando nuestra comprensión de los orígenes de los sistemas planetarios.