La Agencia Espacial Europea (ESA) ha detectado rayos X que fluctúan rápidamente provenientes de un agujero negro supermasivo en el corazón de una galaxia cercana. Este descubrimiento desafía las suposiciones previas sobre cómo la materia interactúa con los agujeros negros y sugiere una posible fuente de ondas gravitacionales para la futura misión LISA de la ESA.
Los hallazgos de XMM-Newton indican que los agujeros negros consumen materia de maneras más complejas de lo que se pensaba inicialmente. Según la teoría de la relatividad general de Einstein, los agujeros negros son regiones en el espacio-tiempo donde la gravedad es tan fuerte que nada puede escapar una vez que cruza el horizonte de eventos.
Durante el proceso de acreción, la materia espiral hacia el agujero negro, formando un disco caliente que emite principalmente luz ultravioleta (UV). Esta luz interactúa con una nube circundante de gas cargado, o plasma, conocido como la corona, que potencia los rayos UV en rayos X que XMM-Newton puede detectar.
Desde 2011, XMM-Newton ha estado monitoreando el agujero negro supermasivo 1ES 1927+654. Inicialmente estable, el agujero negro experimentó una erupción significativa en 2018, lo que resultó en la desaparición de su corona de rayos X. A principios de 2021, la corona había reaparecido, restaurando las condiciones normales.