Novak Djokovic ha enfrentado un año desafiante en el tenis, marcado por una serie de derrotas notables en torneos importantes. El campeón de 24 títulos de Grand Slam, que normalmente establece los más altos estándares, no ha conseguido un título en ninguno de los cuatro grandes competiciones esta temporada.
Su recorrido comenzó con una salida en semifinales en el Abierto de Australia, donde fue derrotado por Jannik Sinner. Esto fue seguido por una sorprendente renuncia en los cuartos de final contra Casper Ruud en Roland Garros. Djokovic luego perdió una final muy reñida en Wimbledon ante Carlos Alcaraz, y su campaña en el Abierto de EE. UU. terminó abruptamente con una derrota en tercera ronda ante Alexei Popyrin.
A pesar de estos reveses, Djokovic logró un hito significativo al ganar una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de París, derrotando a Alcaraz en la final. Esta victoria se suma a su medalla de bronce olímpica anterior de Pekín 2008, mostrando su duradera destreza en la cancha.
A la luz de sus actuaciones recientes, Brad Gilbert, el exentrenador de Djokovic, ha señalado que la competencia en el tenis está aumentando, sugiriendo que Djokovic podría enfrentar desafíos crecientes de una nueva generación de jugadores ansiosos por reclamar su lugar en el deporte.