Revelaciones recientes sobre la Agencia Central de Inteligencia (CIA) han expuesto una preocupante cultura de agresiones sexuales y acoso dentro de la agencia. Los tribunales en Virginia del Norte y Washington, DC, han estado escuchando casos relacionados con estas alegaciones, destacando lo que los funcionarios describen como un problema profundamente arraigado en la CIA.
Dos casos han resultado en condenas, incluyendo a un exagente de la CIA condenado a 30 años de prisión por drogar y agredir sexualmente a varias mujeres. Otras alegaciones continúan surgiendo, con denunciantes femeninas testificando ante el Congreso sobre sus experiencias.
Un informe del inspector general de la agencia reveló serias deficiencias en cómo la CIA ha manejado las quejas de agresión sexual, lo que llevó a la agencia a iniciar un esfuerzo de reforma. Esto incluye el establecimiento de una oficina dedicada a las alegaciones y la realización de una encuesta interna que indicó que el 28% de los encuestados experimentó un entorno de trabajo sexualmente hostil.
A pesar de estos hallazgos que sugieren una tasa de violencia sexual en el lugar de trabajo comparable a la media nacional, los expertos advierten que la naturaleza voluntaria de la encuesta puede sesgar los resultados. Algunos funcionarios creen que la cultura de la CIA necesita un cambio significativo, ya que muchos empleados expresan preocupaciones sobre la rendición de cuentas.
Entre las alegaciones en curso, una contratista acusó a un oficial superior de amenazarla con un arma de fuego, mientras que otra alegó que un exoficial infectó intencionalmente a varias víctimas con una enfermedad de transmisión sexual. Los funcionarios de la CIA han enfatizado la gravedad de estas acusaciones y la necesidad de investigaciones exhaustivas.
Sin embargo, las víctimas informan sentirse desalentadas para denunciar sus agresiones por temor a violar los protocolos de información clasificada. Una presentación ante la Comisión de Igualdad de Oportunidades en el Empleo afirma que la agencia instruyó a las víctimas a falsificar elementos de sus historias al contactar a las fuerzas del orden.
A medida que la CIA lidia con estos escándalos, los funcionarios reconocen que queda un trabajo significativo por hacer para crear un entorno más seguro para todos los empleados.