Astrónomos han confirmado la existencia de auroras en Neptuno por primera vez, gracias a los datos obtenidos del Telescopio Espacial James Webb (JWST) de la NASA el 26 de marzo de 2024. Aunque la misión Voyager 2 insinuó actividad auroral en 1989, la verificación fue previamente imposible debido a la insuficiente sensibilidad de los instrumentos.
El espectrógrafo de infrarrojo cercano (NIRSpec) del JWST permitió la detección de auroras infrarrojas que giran en la atmósfera de Neptuno. Las imágenes también revelaron que la ionosfera de Neptuno se está enfriando, mostrando una disminución de temperatura del 10% en comparación con las observaciones de Voyager 2 hace 34 años.
Los polos magnéticos de Neptuno están significativamente desplazados de sus polos de rotación, lo que provoca que las auroras aparezcan como manchas irregulares cerca del ecuador. Se planean más observaciones para 2026 para investigar la causa del enfriamiento ionosférico.