Físicos han revelado una conexión significativa entre el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) y la computación cuántica, mostrando que los quarks top producidos en el LHC exhiben una propiedad conocida como "magia", esencial para el avance de la computación cuántica.
Este descubrimiento, liderado por el profesor Chris White de la Universidad Queen Mary de Londres y su hermano gemelo, el profesor Martin White de la Universidad de Adelaida, destaca el potencial de las computadoras cuánticas para superar las capacidades de las computadoras tradicionales. La propiedad de "magia" es crucial para determinar la eficiencia de los sistemas cuánticos, indicando cuán difícil es calcular ciertos problemas utilizando métodos no cuánticos.
La investigación indica que la cantidad de "magia" en los quarks top está influenciada por su velocidad y dirección, medibles por los detectores ATLAS y CMS en el LHC. El profesor Martin White comentó: "El experimento ATLAS ya ha observado evidencia de entrelazamiento cuántico. Hemos demostrado que el LHC también puede observar patrones más complejos de comportamiento cuántico, en las energías más altas jamás intentadas para este tipo de experimentos."
Las implicaciones de esta investigación son vastas, especialmente en campos como el descubrimiento de fármacos y la ciencia de materiales, donde las computadoras cuánticas podrían revolucionar los procesos. Sin embargo, lograr este potencial depende de la capacidad para generar y controlar estados cuánticos robustos, siendo la "magia" un papel fundamental en ese esfuerzo.
Este trabajo pionero establece un nuevo puente entre la teoría de la información cuántica y la física de altas energías, como enfatiza el profesor Chris White: "Al estudiar la 'magia' en la producción de quarks top, creamos un nuevo puente entre estas dos áreas emocionantes de la física." El LHC se posiciona como una plataforma única para explorar las fronteras de la teoría cuántica, abriendo nuevas avenidas para la investigación y la aplicación.