El 5 de mayo de 2025, científicos de la Universidad Hebrea de Jerusalén anunciaron un descubrimiento innovador: el espín del electrón puede afectar el movimiento de los protones en los cristales de lisozima. Esto sugiere una influencia cuántica directa en los procesos relacionados con la energía dentro de las células. La investigación, dirigida por Naama Goren y Yossi Paltiel, revela que el movimiento de protones en los sistemas biológicos no se trata solo de química, sino que también implica física cuántica.
Este hallazgo abre nuevas vías para comprender la transferencia de energía e información dentro de los organismos vivos. Las células pueden utilizar reglas cuánticas para organizar la transferencia de energía con mayor precisión de lo que se pensaba anteriormente. El espín de las partículas subatómicas podría actuar como un guardián, controlando selectivamente el movimiento de los protones.
El descubrimiento tiene aplicaciones potenciales en nanotecnología, bioquímica y ciencia de los materiales, inspirando la ingeniería de dispositivos innovadores. Además, comprender el vínculo entre el espín del electrón y el movimiento de los protones podría revolucionar nuestra comprensión de la señalización neuronal y las enfermedades que involucran el metabolismo energético, como el Parkinson y el Alzheimer. Esto podría conducir a tratamientos que corrijan con precisión el flujo de energía celular defectuoso.