El 10 de diciembre de 2024, ingenieros en Australia anunciaron un avance significativo en la generación de energía hidroeléctrica mediante el uso innovador de la tecnología de vórtices. Este nuevo enfoque tiene como objetivo mejorar la eficiencia de los sistemas hidroeléctricos existentes, aumentando potencialmente la producción de energía en al menos un 10 %.
La energía hidroeléctrica actualmente genera más de 4,300 TWh anualmente, suficiente para abastecer a toda Estados Unidos. Sin embargo, muchos países han alcanzado su capacidad para la construcción de nuevas represas debido a altos costos y preocupaciones ambientales. Esto ha llevado a los investigadores a explorar formas de maximizar la producción a partir de la infraestructura existente.
Tradicionalmente, los sistemas hidroeléctricos dependen de la gravedad, la fuerza y la presión para hacer girar las turbinas. Sin embargo, el nuevo sistema de vórtices introduce un método en el que el agua se hace girar al entrar en el conducto de alimentación, creando un poderoso remolino que aprovecha energía adicional. David Sattler, un experto en ingeniería de vórtices, describe la innovación como comparable a capturar la fuerza de un tornado.
Si bien la tecnología de vórtices ha sido probada a pequeña escala, este último desarrollo desbloquea su potencial para la aplicación a gran escala. El equipo de Sattler ha logrado aumentar la tasa de flujo másico a través del conducto de alimentación, permitiendo generar más electricidad tanto en la parte inferior como en la parte superior del sistema.
La energía hidroeléctrica sigue siendo un componente crítico de la transición mundial hacia la energía limpia, con una notable eficiencia del 90 % en la conversión de agua en electricidad, muy superior a la de la energía solar y eólica. Sattler señala que las prácticas de ingeniería anteriores buscaban eliminar los vórtices, pero la nueva comprensión de su potencial ha abierto caminos para una mayor captura de energía.
A pesar de los desafíos asociados con la gestión de vórtices a gran escala, la promesa de esta tecnología es sustancial. Sattler enfatiza la necesidad de mecanismos de control para aprovechar esta energía de manera segura. A medida que el mundo busca satisfacer la creciente demanda de energía mientras reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, la ingeniería de vórtices podría desempeñar un papel fundamental en la optimización de los sistemas hidroeléctricos y contribuir a un futuro energético más sostenible.